Acostada en la cama, con la lámpara de noche encendida, Maggie escribe en su cuaderno de notas sin sentido. Escucha música de piano, felizmente en compañía de sí misma. Piensa en ese individuo. Hoy se nota distinta.
Phil. Sonrisa curvada. Leve hoyuelo en la parte derecha de su boca. Ojos negros, transparentes y que hablan por sí solos. Su forma de sonreír con la mirada, única.
Maggie escribe en su cuaderno sobre el día en que ocurrió todo:
Qué distinto hubiera sido todo sin ese día... Que complejo es el destino... ¡o la casualidad! Es raro.. Le gusta que ese día haya ocurrido. Sin embargo otras veces no tanto. Totalmente contradictoria Maggie. Piensa en cosas malas y buenas. Ganan las buenas. Odia a los sentimientos y a su increíble poder. Odia la acción... La reacción y la repercusión.
Se odia por ser humana y querer. Mas bien... Quererle.
Se detesta aunque sepa que es una mejor versión de sí misma estando junto a él. Le aterra esa idea de saber que alguien tiene su corazón en las manos. Y más aun tener tal confianza en él para saber que nunca lo va a dejar caer.
Que cosas más raras. El ser humano y la complejidad de sus pensamientos y acciones. Sabe que mientras ella está en la cama, pensando en él y escribiendo chorradas en una libreta, Phil estará en lo suyo, de lo mas normal... Conforme con la sencillez. ¡Sin hacerse preguntas extrañas! Simplemente, si es que piensa en ella, piensa lo bien que va todo, sin ser eso mentira.
Demasiado compleja Maggie.
Demasiado sencillo Phil.
Es hora de dormir.
Ojos cerrados.
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