...

martes, 8 de mayo de 2012

Miedo.


Recuerdo esa armadura que tenías. Era de color gris oscuro.  Dura como un diamante. No podía verte, pero sabía que estabas ahí. Latías como siempre, con un ritmo tranquilito. Recuerdo que no te emocionabas, y que pocas cosas te hacían llorar. También que te controlaba más la cabeza que tu a ella. Estabas casi en coma y evitabas involucrarte conmigo. Muchas veces te intentaban reavivar y asombrarte, darte vida, pero te dabas media vuelta y no respondías a las llamadas.
Eras tan silencioso, que muchas veces pensaba que no estabas ahí.

A veces, cuando querías, me decías que estabas algo dañado. Que habían jugado contigo y que tu mecanismo de defensa era esa armadura tan fea. Me dijiste que a pesar de ser ridícula te servía para descansar sin estar alerta, y que firmaste con mi mente un pacto que consistía en abandonar tu puesto de trabajo: regalarme sensaciones.

Pasaba el tiempo y me acostumbré a no tener casi relación contigo. Eras como un desconocido para mí. Pero de repente un día, una última llamada sin intención de serlo te despertó. Y así sin más, volviste a dar señales. Empezaste a crecer y de repente noté que tu armadura se empezó a desgarrar. Pude verte, desnudo. Reías, y te volviste más apasionado. Sí. Te volviste un llorón. Me transmitías las sensaciones con una fuerza increíble. Comenzaste a latir muy fuerte y parecía que te saldrías del pecho y te irías.

A pesar de que rompiste el pacto con mi mente de insensibilizarme, la hiciste cómplice. La engatusaste a tu gusto y la convenciste de cometer locuras estimuladas por ti. ¡Te volviste loco! Y a pesar de ello, tu preciosa locura me ha dado los momentos más alegres de mi vida. Estrenaste muchos primeros sentimientos. Y tales han sido, que ahora tienes miedo.

Si. Tu y yo sabemos que ahora mismo no estás en mis manos. Te sientes seguro en las que estás y sabes que nunca te harían daño.

Lo único que te hace estar dubitativo es esa espinita que tu y yo conocemos…

Estás desnudo… Y no duele lo mismo un corte con ropa que sin ella.

No tengas miedo cariño… Tu y yo sabemos que nunca te pasará nada.


No hay comentarios: